table of contents
Durante años se ha hablado de estrategia como algo lejano, complejo o reservado a grandes empresas. PowerPoints impecables, modelos teóricos y palabras rimbombantes que, muchas veces, no encajan con la realidad de una pyme que tiene que pagar nóminas, cumplir plazos y resolver imprevistos cada semana.
La estrategia en una pyme no va de grandes discursos. Va de tomar buenas decisiones cada día con la información disponible, sabiendo que nunca será perfecta. Va de priorizar bien, de decir que no a lo que distrae y de alinear a las personas con un rumbo claro.
Después de más de 20 años dirigiendo equipos y empresas desde dentro, he aprendido que la estrategia útil se apoya en tres pilares muy concretos:
-
Datos, para entender qué está pasando de verdad (ventas, costes, tiempos, productividad).
-
Experiencia, para interpretar esos datos con contexto y criterio.
-
Intuición, esa que se entrena cuando llevas años tomando decisiones y conociendo a tu equipo y a tu mercado.
La clave está en combinar los tres, sin dogmatismos. Y, sobre todo, en bajar la estrategia al día a día: objetivos claros, responsabilidades definidas y seguimiento constante. Porque la mejor estrategia es la que se ejecuta.



